
Desconoce cómo se agradece lo innombrable, lo que carece de significado. Toda su vida con el mismo objetivo de proporcionar bienestar a su alrededor. Toda su vida irradiando una luz centelleante que cegaba a los hombres, una luz que hacía que el mundo alcanzara su renacimiento, un soplo de viento que cambió el rumbo del tiempo.
Nació insistiendo en encontrar una pieza perdida, separada en otra vida. Nació en un mundo que completó sin tener conciencia de ello. Nació riendo.
Entonces le crecieron las alas y ascendió a los cielos, se elevó alejándose de todos y planeó por el universo en un vuelo ya imposible de comprenderse. Se alejó tanto que ya no veía luces a su alrededor, sintió miedo por no tener un guía. Y desesperadamente se puso a buscar. Volando entre la niebla no se encontró nada. En aquel momento cerró los ojos y se durmió, entre sus sueños vivía alegre… no quería despertar jamás pero no podía evitarlo, tenía que hacerlo. Decidiendo así dormir para la eternidad entre esa niebla, sin temor a lo que pudiese pasarle, confiando plenamente en su seguridad.
Despertó entre lágrimas en otro lugar. Allí reconoció un astro que brillaba por sí solo, una estrella en la que poder guarecerse. Sus ojos se entrecerraron olvidando todo aquello que perteneciese al mal que había tenido que sentir. Descubrió que el mundo que consiguió crear podía embellecer y así fue. Murió dentro de aquel astro imperecedero. Justo antes de morir se quedó durmiendo, riendo. La estrella brilló más que nunca, se había apagado también. Se unieron en ese soplo de viento, su esplendor no tuvo ni principio ni final. Crearon el movimiento, cambiaron de nuevo el rumbo del tiempo.
Nació insistiendo en encontrar una pieza perdida, separada en otra vida. Nació en un mundo que completó sin tener conciencia de ello. Nació riendo.
Entonces le crecieron las alas y ascendió a los cielos, se elevó alejándose de todos y planeó por el universo en un vuelo ya imposible de comprenderse. Se alejó tanto que ya no veía luces a su alrededor, sintió miedo por no tener un guía. Y desesperadamente se puso a buscar. Volando entre la niebla no se encontró nada. En aquel momento cerró los ojos y se durmió, entre sus sueños vivía alegre… no quería despertar jamás pero no podía evitarlo, tenía que hacerlo. Decidiendo así dormir para la eternidad entre esa niebla, sin temor a lo que pudiese pasarle, confiando plenamente en su seguridad.
Despertó entre lágrimas en otro lugar. Allí reconoció un astro que brillaba por sí solo, una estrella en la que poder guarecerse. Sus ojos se entrecerraron olvidando todo aquello que perteneciese al mal que había tenido que sentir. Descubrió que el mundo que consiguió crear podía embellecer y así fue. Murió dentro de aquel astro imperecedero. Justo antes de morir se quedó durmiendo, riendo. La estrella brilló más que nunca, se había apagado también. Se unieron en ese soplo de viento, su esplendor no tuvo ni principio ni final. Crearon el movimiento, cambiaron de nuevo el rumbo del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario