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Conseguida la paz más absoluta empezaron a oírse los rayos más fuertes que he escuchado en toda mi existencia, comenzaron a notarse todas las gotas de agua en tu piel, nació una nueva etapa de mi vida en la que nada temía, sentía que hasta lo más grande era cosa de risa. Ahora estrepitosamente me doy cuenta del espectáculo que sentí. Vivieron en mí esos druidas que me enseñaste, sentí esas vibraciones de la aurora boreal y esos árboles que se retuercen en las tardes de los cármenes.



Sí, ese día fui yo mismo, el de los atardeceres y te vi a ti allí… tú que siempre has sido la misma persona, a pesar de todo, de tu sinceridad… te siento igual. El viento mueve lo que tú quieras que se mueva. Y si te concentras puedes dirigir su rumbo. Ahora que sangro cada mañana por tu ausencia, porque no escucho esos rayos… te espero aquí mirando por mis ventanales y donde antes veía esperanza ahora siento esperanza, ahora no veo el cielo, ni los montes, ni la tierra, ni el mar, te veo a ti. Allí, haciendo lo que jamás nadie ha hecho. Pisando tierras que nadie antes había visto, respirando todo el oxígeno en momentos de inspiración. Y allí, escuchando una tormenta eléctrica te sientas, cierras los ojos y alzas el cuello y yo entorno los ojos del dolor. “Destrozas” todo mi ser y “ensucias” mi alma con tu música. Esa música que me ha acompañado desde el inicio de los tiempos. Ahora ya no me caben las dudas, no puedo pararme a pensar si estamos hechos el uno para el otro… solo sé que si salimos los dos en nuestra busca es porque necesitábamos más que nunca esa brizna de aire que nos brindamos. Y mientras dejo el lavabo impregnado de mi sangre siento que tú tienes un pedazo de ti en mis fluidos.



Aquí espero tumbado, sin dormir y sonriendo que vengas volando para recogerme y salgamos los dos por nuestra ventana y entre las nubes planeemos. Volaremos por entre esos rayos, y la lluvia nos volverá a mojar y allí empezaremos a reír como dos niños… sin saber ni siquiera el por qué de las cosas… sin miedos.



Entonces un rayo nos fundirá y ya seremos uno. Seremos un niño que nunca sentirá la soledad en toda su existencia… seremos lo que hoy en día nos frustra porque no tenemos esperanza. Y aquí mientras te espero asomado por mis ventanales, siento que he sido feliz y que puedo llegar a superarlo todo a tu lado…

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