- El viento se levanta azotando los sólidos muros que protegen al más indefenso.
- El frío golpea como las eléctricas palabras que se lanzan como puñaladas.
- La tormenta... ... ... pronto... ...
Jamás..., esa arma afilada que destroza sin piedad a la esperanza. Utilizaste ese estilete para clavarmelo en el centro de mi alma anonadada por tu presencia.
Ahora tu propia sangre que empapa tus ojos se mezcla con la mía. Tengo esa gran seguridad de que estás en un lugar mejor. No busca mi alma mandarte al tártaro a cumplir castigo como Prometeo, es más te deseo lo mejor. Sin embargo ese mismo deseo me lo coloco en el pensamiento. Espero que las arenas del tiempo puedan ocupar el vacío que dejaste en las criptas abovedadas de mi corazón una vez atrás. Esperaré, contemplaré como caen gota a gota los segundos de mi vida. En soledad, algo que ya no me asusta...

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