Hoy el día ha sido gris, demasiado gris. Mis pasos eran oscuros, la luz demasiado diáfana, los hombres a mi alrededor borrosos y el aire bastante cargado. Me he abierto paso fluyendo entre todo aquello, la niebla se apartaba rodeando mi cuerpo. El tiempo se volvió a parar, lo suficiente para tomar aire con fuerza, retenerlo mientras se calentaba lentamente y expulsarlo produciendo un suspiro ahogado. Las hojas de los árboles seguían cayendo, el mar seguía golpeando a la orilla, las nubes seguían observando. Hoy el día ha sido gris, pero eso no me convierte en una roca, todavía corre electricidad entre mis nervios, ésos que me levantan los pelos de los brazos cuando menos lo espero, aún cierro los ojos y siento mi aliento circulando, dibujando un camino que recorrer…
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