Dosis de clorofila (III)

A día de hoy me he topado con diversas opiniones en lo referente a los bonsai, esos arbolitos que crecen dentro de una maceta, y como aficionado a ellos quiero dar mi opinión al respecto. Muchas veces he oído decir cosas como: “los bonsai son árboles torturados, empequeñecidos por el hombre y no son libres de crecer como lo hacen en su medio natural”. Acepto estas opiniones con el máximo respeto, sin embargo no es así del todo.

Los bonsai han sido empequeñecidos con diversas técnicas como la poda de raíces y ramas o los transplantes y alambrados pero ha de quedar claro desde el principio, las plantas no son como las personas, no poseen un sistema nervioso que les cause dolor cuando llegan las adversidades. No quiero con ello decir que solo por eso tengamos que hacerle todo tipo de “perrerías”, hay que respetar el hecho de que son plantas y están vivas, si nos pasamos siendo demasiado autoritarios, o en algunos casos demasiado cariñosos, mueren irremediablemente. Todas las técnicas que se emplean por horribles que parezcan (especialmente el polémico alambrado) van dirigidas a que el árbol esté lo más saludable posible.

Otras opiniones sugieren que lo mejor es dejar a los árboles tranquilos creciendo en los bosques, esta opinión la comparto pues es su propio hábitat, sin embargo los bonsai son las plantas más cuidadas en el mundo de la jardinería y ello implica que puedan vivir más sanas y por más tiempo (también puede implicar todo lo contrario, el control lo tiene el árbol y no nosotros). El hecho de que podamos trasladar un trozo de naturaleza cerca de nosotros, y que podamos observarla detenidamente para meditar es impagable. Si a eso le sumamos lo agradecidos que son algunos árboles que muestran todo su esplendor si los cuidamos como es debido la sensación es indescriptible. Intentando reflejar lo que vemos en la naturaleza es, a mi parecer, una de las mejores formas de aprender a respetarla.

Por cierto, nunca le pongáis un jersey a un bonsai ;)