Volverá

Todo se disipa y retorna en un abrir y cerrar de ojos infinito, que sin final se ha incorporado a la infinitud de nuestro tiempo. Temblando, amando todo nuestro alrededor, sintiendo que rozan las almas con un caótico universo en armonía. Los rayos de luz entraban tímidos por la ventana como si amaneciese una melodía en el crepúsculo del atardecer. Un sinfín de composiciones iba llegando poco a poco, entrando por los oídos, incorporándose a nosotros y resonando por todo el ser. Aquellas músicas retumbaban en la cabeza causando un temblor que hacía gritar al que lo poseía, sin expulsar sonido alguno, para después respirar hondo y volverlas a sentir dentro como si siempre hubieran habitado en tu cuerpo, pero de repente, cuando crees que vas a estallar en mil pedazos te quedas allí, sin mediar palabra… sonriendo, peinando el aire que entra con tus dedos. Se fue el sol tan escondido que no se notó su retirada y comenzó la noche, el día o lo que fuera aquella belleza que rodeaba todo. Y pasó el tiempo tan deprisa que un solo segundo fue inmortal, ver la proyección de tu sonrisa, sentir ese espacio infinito, oír lo sagrado, viviendo el alba y el ocaso en un solo segundo. Un brillar intermitente que no muere. Perpetuo como lo inimaginable.

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