
Cae la noche y se agrieta el suelo. Es ese calor que ahonda en nuestro cuerpo el que hace salir esas gotitas de sudor frío que parecen finas agujas clavándose en nuestra piel. El clima es el adecuado para desear, soñar, necesitar con una brizna de aire, un soplo que nos alivie. El ardiente sol está aproximado a nuestro suelo, disfrutando las plantas de su luz. No hay más que ver lo brillantes que son los días, más largos que nunca y lo hermosas que son las tardes en las que las llamas nos dan un respiro. Llega la puesta de sol y se cumplen nuestros sueños al mirar al cielo, nuestros objetivos son ahora logros y victorias. Comienza el descanso en esas cortitas noches. Aquí comienza la historia.
Allí no hay descanso… todo esto se convierte en sopor, tranquilidad pero a la vez en movimiento, éxtasis. Te sientas en una roca frente al mar y olvidas que eres hombre, olvidas que estás sujeto a la muerte y olvidas que necesitas la felicidad. La explicación según la ciencia es que tu cuerpo se excita, se te entornan los ojos, segregas hormonas, lágrimas, se te levanta el vello y tu piel se vuelve de gallina. Según la verdad, tu alma sale, se expande, consigues armonizar tu vida olvidándote de ella. Eliminas el miedo y consigues ser capaz de todo y nada a la vez. Un rayo de luz intenso te funde y te destroza. Luego se marcha. A partir de ahí todo lo demás es un sueño del que no puedes salir. Un sueño de puestas de sol que crean el silencio, un sueño de saltos desde acantilados, un sueño de vida… equilibrio entre almas. Entre un solo alma.
En la siguiente puesta de sol todo se vuelve a repetir. Tan solo hay que llamarla.
Allí no hay descanso… todo esto se convierte en sopor, tranquilidad pero a la vez en movimiento, éxtasis. Te sientas en una roca frente al mar y olvidas que eres hombre, olvidas que estás sujeto a la muerte y olvidas que necesitas la felicidad. La explicación según la ciencia es que tu cuerpo se excita, se te entornan los ojos, segregas hormonas, lágrimas, se te levanta el vello y tu piel se vuelve de gallina. Según la verdad, tu alma sale, se expande, consigues armonizar tu vida olvidándote de ella. Eliminas el miedo y consigues ser capaz de todo y nada a la vez. Un rayo de luz intenso te funde y te destroza. Luego se marcha. A partir de ahí todo lo demás es un sueño del que no puedes salir. Un sueño de puestas de sol que crean el silencio, un sueño de saltos desde acantilados, un sueño de vida… equilibrio entre almas. Entre un solo alma.
En la siguiente puesta de sol todo se vuelve a repetir. Tan solo hay que llamarla.
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