
Tengo que cerrar los ojos por un vértigo que me invade ver el mundo y cuando lo hago entro en un instante indescriptible porque te veo ahí, dándome vida. Convirtiéndo en sueños cada uno de mis parpadeos. Y cuando estás realmente a mi lado me llevas, me transportas a otos universos sin siquiera movernos. Mueves las estrellas a tu antojo creando recuerdos en mi mente. De tardes en las que el tiempo era inmóvil. Y espero inquieto recordando como nos alumbraba esa farola en nuestro espacio. Como la envidia de las estrellas hacía que se apagasen en el firmamento y como se perdían tu sonrisa. Y sigo esperando y recordando. Rememoro como necesitaba sentir cada una de tus respiraciones, susurros de viento sobre mi cuello, metáforas de tu alma que vuelan por el cielo. Dejas en cada espacio que pisas huellas sagradas de recuerdos que viví junto a ti... y ahora...contigo...diciéndote todo ésto me quedo corto, puesto que lo que realmente quiero es fundirme en ti. Creo en ti y me está encantando escribir este libro a tu lado.
Y pensar que todo ésto ya está dicho en susurros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario