
Maestro de maestros que sabes tanto como yo creando tu propio camino por sendas diferentes a esos caudalosos ríos. Inspiración como ninguna otra que me diste a mí y a mi existencia, ahora puros después de todo el destierro sufrido. Guardo una jarrita de agua todas las mañanas en mi cuerpo para que se llene de grandes fuentes como el tuyo. Mágia de vida que comparto con mis sentimientos. Sé que es posible que nunca lo sepas así por eso gasto fuerzas titánicas para poder expresarte algo que se acerque a lo que me diste tú... Admiraba las pequeñas cosas, por eso no te presté mucha atención. Tengo esperanzas en ti, en que encuentres sentido a esta espiral y que comprendas esos pigmentos dentro de tu piel, mancha inborrable del destino. Mientras, yo seguiré escapándome a los campos cercanos al aeropuerto para ver como zarpan esos buques alados. Para poder ver si un día tienen la intención de traerte.

Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario