Hoy, me he despertado de una vez. He tenido un sueño muy tranquilo. Ha sido un sueño muy corto. En él podía expresar y escuchar al mismo tiempo, enviar y recoger en un mismo instante una pequeña y extraña cantidad de información. En un fondo demasiado etéreo, una voz distante en las últimas horas antes del amanecer me provoca un leve pinchazo en la espalda. El reflejo del sol está ya dentro de mis vísceras. La lluvia que aún no ha caído está acariciando los canales. En el momento justo en el que ya no podía hacer nada desperté una vez más. Aproveché los diez minutos antes de dormir para explicármelo a mí mismo, como si de de algún modo temiera poder olvidarlo. Hoy, he despertado sintiendo que las cosas no son tan volátiles como parecían, el recuerdo no se desvanece tan fácilmente, el centro de tu búsqueda está más cerca de lo que puedes imaginar.
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