Amnesiac

La impalpable reproducción que se produce noche a noche cada vez que comparto mis sueños siempre recorre un sendero, a veces recto y otras veces plagado de curvas. Rasgado y plegado es muy viable el recorrerlo de cualquiera de las formas sin sentir miedo o contratiempo. Y mientras que el sendero transita bajo o sobre nuestras cabezas, se mueven inquietos los ojos recogiendo todo lo que los párpados les ofrecen. Producen movimientos punzantes en los músculos todos los obstáculos inesperados que hacen al camino un camino. Dentro de él, se levantan las montañas azules al alzar el rostro, los guijarros acarician a las pendientes, la escarcha crea la tolerancia a la muerte. Mas si te introduces en sus profundidades sientes el frío que entra por la nariz y el calor del interior calmándola. La impalpable se inquieta junto al organismo y crea lagunas, los ojos se agitan cubriendo su visión y estableciendo el vapor dentro del sendero. Los párpados se iluminan, los músculos se estremecen y el despertar concluye.