¿Qué es lo que puedes ver? Ésta no es más que una auténtica maldición, o quizás sí; se trate de un golpe de suerte. Las voces que oigo en mi interior me guían, no puedo dudar de ellas. Sus palabras me motivan para realizar todo mi trabajo. Nunca me asustaron, son una parte innata de mí mismo, me mueven, me alzan y me ayudan a escalar para así encontrar los vestigios de la sabiduría misma en su misma naturaleza. Mi impaciencia me hace daño y a veces siento impotencia. Estas voces, que en un principio no fui capaz de escuchar, ahora se retuercen en mis entrañas lentamente y a veces la ira se apodera de mí. Únicamente el sabor del ganado y mis progresos en la investigación me calman. Pero mi impaciencia crece día a día, mis dominios no se extienden como deberían y tan solo pensar en qué lenta circunstancia se me aparece hoy, me destroza mis pilares.
Anoche descubrí algo que me atemoriza desde entonces. Soy perseguido por una sombra que camina en la noche. La oía respirar desde hace meses pero siempre imaginé que se trataba de una de mis voces ahora acalladas y chirriantes por el miedo. Estoy inseguro de cuánto tiempo esa bestia camina cerca de mí pero me asusta que sepa todo lo que yo estoy descubriendo. Dormiré con un ojo abierto esta noche. Mientras tanto voy a intentar calmarme en mis adentros.
He mandado matar a cualquiera que intente asustarme, no puedo andarme con juegos. Necesito despejarme, salir hacia la noche por entre sus montes y sus tormentas. Pero por ahora no me atrevo, me quedaré en casa. He pensado inspeccionar cada hueco de las escaleras.
Desde que desperté no he dejado de preguntar siempre lo mismo. Nadie conoce lo que me está ocurriendo. Solo si algún irresponsable se atreve a conocer la verdad, verá la verdad de la forma más cruel posible, la verdad duele. A mí me gusta ese dolor, en pequeñas dosis, esa sabiduría que me embriaga cada noche poquito a poco es mi cocaína. Descubrí que el dolor suave te hace crecer, yo en mis tornados de imágenes vislumbré algo más que una buena idea. Nunca la comentaría con nadie por si aquella bestia estuviera escuchando. Pero ni mis interiores soportaron la resonancia de aquella inquietante pugna de pensamientos. No es mucho, pensé en un principio, ni es tan terrible; más no se trata de algo sencillo de inferir. Mis colegas se huelen algo pero por ahora todo esto estará conmigo en la tumba, durante cada noche y cada día, hasta que lo comprenda mejor.
Uno de mis mayores no consigue descansar en paz hasta verme asustado, ayer lo encontré pegado en mi ventana, intentando asustarme. Cuando lo divisé, lo miré desafiante. Oí que mis voces estuvieron chillando durante horas. Sin duda estaba muy asustado pero fui capaz de no mostrarlo… ahora estoy incómodo porque sé que algo está ahí. La falta de respeto que este sujeto muestra hacia mis investigaciones se hace patente. No puedo matarlo, pero si estuviera en mis manos, sin que otro ser más que la noche nos estuviera mirando sería capaz de hacerlo lloriquear. Por ahora no puedo matar a más personas y menos a mayores que yo, serían capaces de quitarme el pellejo.
No separo la vista de la ventana, mis voces no paran y me duelen tremendamente los sesos. Ellas dicen que él se aproxima y se va, que está debajo de mí y que lo tengo encima. La luna últimamente está más oscura, creo que debería dejar de jugar con este tema. Pero mis ansias pueden conmigo. Los antiguos tenían razón, tengo tantos enemigos como esclavos y ya ni en ellos confío. Esta noche he dejado que mi esposa me abrazara de nuevo. Estoy horrorizado por si le pudiera pasar algo a ella pero ideo un plan para protegerla igualmente que ella me protege a mí ahora. Hoy he perdido mis horas. La siguiente noche la dedicaré a tranquilizar mis instintos, mis turbulencias innatas y escucharé a esas voces que me vienen invadiendo. Atenderé a ellas de forma que me dominen por un tiempo. Estoy muy nervioso, no puedo pensar con la claridad que casi no recuerdo de un tiempo pasado. Está cerca pero si cierro los ojos y no lo veo no sabrá dónde estoy, estaré perdido en el abrazo de mi esposa. Sigue apretando, no dejes que me lleve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario