De vez en cuando giro la cabeza para mirar hacia la cueva de dónde un día salí. Una cueva azul oscuro, muy oscuro. Tan profunda que tan solo mirarla me asustaba y me helaba las manos. Muchas veces me siento para verla pero no aguanto mucho tiempo, debo girar inmediatamente y respirar, como si asomarse fuese una inmersión en la que poco a poco se acaba el oxígeno. Aquel lugar me resultaba familiar y frío. Si te fijabas bien veías movimiento, cosas absurdas y estúpidas. Un día, asomado, divisé a un niño feliz, ajeno a todo aquel macabro escenario, jugando con las nubes de su mente. No tenía ojos para ver el espanto, no tenía piel con la que sentir el frío. El chico vivía en una ignorancia que lo hacía feliz. Pero desde aquí solo se trataba de un espejismo. Otro día miré hacia la cerúlea caverna y conseguí ver una bestia espantosa, era aún más oscura que el lugar, hacía un sonido sombrío cuando respiraba y me destrozaba los oídos, eran relámpagos golpeando mi cabeza, una tormenta oscura que no cesaría hasta que no me hubiese marchado del lugar. Corrí lo más rápido que pude, casi no me daba tiempo a respirar bien, me tropezaba y caía al suelo, estaba muy aturdido. Me desperté desnudo, en una incómoda cama. Pero aún así me atreví a visitarla una vez más. Aquel espanto me atraía, era mi propio espanto y a veces era peor darle la espalda. En otra ocasión me quedé mirando todo lo que sucedía… no dejaba de mirar, me caían gotas de sudor y me quedaba sin oxígeno pero no podía echarme atrás. Cuando me acercaba todo desaparecía, era más sereno, solo yo podría sentir tanta angustia en un lugar así. Sentí sombras alrededor mía, monstruos que podrían abalanzarse sobre mí en cualquier momento, la intranquilidad me dejó sin respiración y tuve que marcharme de allí con disimulo. Habiendo salido de aquel lugar respire con todas mis fuerzas, ya estaba en casa. Me sequé la cara mojada y observando lo que tenía en aquel momento me quedé dormido enseguida. Dormía sin preocupación alguna y respiraba el aire con una leve mueca. Por ahora no me inquietaba nada, estaba en el paraíso.

2 comentarios:

Nam Rocambolones de los Dolores Bailone dijo...

No sé cómo lo haces pero aún sin separar los textos con párrafos (ejem ejem xD) consigues enganchar hasta el final.

No sé, hay una fluidez y continuidad en textos como éste que me asombran bastante. Está muy bien.

enphasis dijo...

bueno, entonces como tus cortos (y no lo digo por lo de los parrafos)