Amo el musgo, y su fulgor cuando está húmedo. Emerge de nuestras tierras como si fuesen almas encerradas que necesitasen escapar, héroes que ahora descansan en paz. Siento su suavidad entre mis dedos, un fino color grabado en la piel. Genera un espacio sagrado en sus dominios. Hace que sea fresca la mañana y apacible el atardecer, a su manera, nunca de igual forma. Cuando inspira agita sus pequeños tallos para abrazar sus brisas. Duerme cuando me doy la vuelta y camino. Observa solo cuando cierro los ojos. Y yo me duermo a su lado, pues esta noche puedo abrazar el aire con su fuerza y puedo jugar a intentar ver sus ojos... pues esta noche puedo soñar

No hay comentarios: