
No me indagues tanto en el alma, la luz de tus corrientes se mezcla con tu aire. Alejándote eres grandeza y si te encuentras cerca solo sé mirarte. Que la mano del hombre se destruya si hace falta que tu carácter inmaterial no desaparecerá. Milenios de un legado que nació desde la primera brizna de hierba hasta la última de las torres. Reflejas armonía y equilibrio y conmueves con tus brisas. Me haces sonreír y me destruyes si así lo quieres. Tan cerca del paraíso y tan alejada de él, no soy capaz de describir tus encantos con 1001 palabras pero tu sola te encajas en la perfección. No me mires más así que no te entiendo, que tu voluntad hace que vuele sobre tus cimientos, bajo un cielo que ha visto nacer tanta vida. Puesta de sol de noviembre, adoro tu inmensidad. Tú. Ya que yo solo soy uno de los desgraciados que vagan por tus calles. Nace una nueva brisa de aire cada día, tonto de mí que la interpreto siempre de la misma forma. Gracias por mostrarme tu esencia, por acuartelar al mundo entre tus pasadizos y sobre todo gracias por decirme que me quedase. Porque soy feliz a tu lado.

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